Con profundo pesar, la comunidad de la Archidiócesis de Barcelona despide al querido Padre Rufino García, sacerdote diocesano y entrañable profesor de primaria y secundaria. Su fallecimiento deja un vacío difícil de llenar, pero también una huella imborrable de entrega, amor y sabiduría.
El Padre Rufino fue un educador con alma de pastor, que supo acompañar a generaciones de niños y jóvenes con ternura, firmeza y dedicación. Su presencia en las aulas no solo formaba intelectos, sino también corazones, sembrando valores evangélicos con sencillez y profundidad.
Destacó por su paciencia infinita, capaz de escuchar, esperar y comprender a cada alumno y feligrés. Nunca tuvo prisa para el prójimo, y siempre supo encontrar la palabra justa en el momento oportuno.
Su alegría serena y constante era testimonio vivo de su fe profunda. Con una sonrisa sincera, supo transmitir esperanza incluso en las dificultades.
Hoy damos gracias a Dios por su vida fecunda. Que su ejemplo siga iluminando nuestro camino y su alma descanse en la paz del Señor que tanto amó y sirvió.